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| Foto Tobias Hase dpa |
Merkel, ante la Dämmerung dificilmente postergable
+ Los temblores, como síntoma; escenas de un matrimonio
Sola ante el teatro, con el nuevo rey sol bávaro -Markus Söder- y la esposa de éste rellenando espacios. La presencia del matrimonio bávaro hacía aún más evidente la ausencia del habitual acompañante de Angela Merkel. No había explicación oficial ni oficiosa para el por qué no acudía este año el catedrático Joachim Sauer a la apertura de la temporada. Por qué iba a haberla, si la visita de todos los años de Merkel y su marido estaba calificada de privada.
Merkel, sola, en el estreno del divertido y algo estridente "Tannhäuser" de Tobias Kratzer, en formato road movie a bordo y con una furgoneta como protagonista. Era un mal año para Merkel, evidentemente el de la tantas veces proclamada y luego postergada "Dämmerung".
A su "Groko" -gran coalición- le surgía una avería tras otra. Que a sus socios de gobierno socialdemócratas les fuera aún peor no era exactamente un alivio. La combativa Andrea Nahles había tirado la toalla como presidenta de un partido, el socialdemócrata, adscrito a las conspiraciones internas. Serían ya diez los revelos en la cúpula del partido desde tiempos de Gerhard Schröder.
Pero también era flagrante la crisis de liderazgo en el bloque conservador de Annegret Kramp Karrenbauer, AKK, como llamaba todo el mundo, especialmente los medios extranjeros, a la sucesora de Merkel al frente de la Unión Cristianodemócrata (CDU),
Y, de pronto, Merkel empezó a temblar. En el sentido literal de la expresión. Primero fueron varios minutos de sacudida mientras se rendía honores militares al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski. Imposible desviar la mirada de la mujer prototipo de autocontrol, que de pronto se sostenía las manos desesperadamente tratando de neutralizar esos espasmos. Desde el gobierno no se dio más explicación oficial, fuera de que la canciller estaba bien y capacitada para el pleno ejercicio de todas sus funciones. Le siguieron varios episodios más de temblores. Cada aparición pública de la líder se convirtió en un ejercicio mediático de atención, a la espera del siguiente episodio. De pronto había que seguir cada uno de sus pasos o recepciones por si se reproducía lo que parecía la plasmación física de la "Dämmerung".
La canciller que nunca rehuía las preguntas de los medios seguía sin explicar qué ocurría. En lugar de eso hizo ejercicio de pragmatismo y optó por aparecer sentada en una silla para recibir a sus sucesivas visitas de Estado o cualquier otro punto de su abultada agenda oficial. La líder que cada semana recibía a dos o tres líderes europeos o del resto del mundo, además de pronunciar discursos ante foros, repartir o recibir premios, etc, o visitar escuelas seguía con su agenda. Del mismo modo que aparecieron intempestivamente se dieron por resueltos los temblores. Sin explicación de ningún tipo.
Algunos lo relacionamos luego con la muerte de su madre. Herlind Kasner. La viuda del pastor protestante Horst Kasner había fallecido a los 90 años, en la ciudad donde vivía desde 1957, Templin. Su hija estaba en esos días entre reuniones con el presidente francés Emmanuel Macron, tratando de arreglar el "brexit" y otros asuntos oficiales. No alteró su agenda pública. La noticia saltó varios días después, a través de la revista "Superillu". El gobierno confirmó.